Hoy os traigo un tema que estoy viendo cada vez más en mi consulta: el daño renal. Y no, la solución no  es la última moda detox ni la receta perfecta para el smoothie verde del día.

Pero lo primero es hablar de esos dos pequeños pero poderosos órganos, los riñones, que aunque no lo parezca, tienen más influencia en nuestra vida diaria que nuestro café de la mañana ☕. Y ojo, porque cuando los riñones se quejan, ¡no lo hacen solos! Siempre se traen a sus amigos: diabetes, hipertensión, colesterol alto… ¡una auténtica fiesta de patologías! 🎉

Riñones: los  filtradores del cuerpo

Imagina que tus riñones son como los filtros de una piscina (pero infinitamente más importantes, claro). Su trabajo es mantener tu cuerpo limpio, filtrando toxinas y el exceso de líquidos. Pero, ¿qué pasa cuando esos filtros se atascan? Pues aquí es donde empieza el problema, y curiosamente, nunca vienen solos. La mayoría de los pacientes que llegan a mi consulta con daño renal también presentan «el pack completo»: insuficiencia renal, diabetes, hipertensión y colesterol descontrolado.

¿Por qué está todo tan conectado?  Porque los riñones no solo filtran, también controlan la presión arterial, el equilibrio de minerales y, en cierto modo, ¡mantienen la paz en tu cuerpo! Si fallan, el caos se desata. La hipertensión sube, el corazón sufre, y el sistema entero empieza a desajustarse, como cuando falla la WiFi en casa y todo el mundo entra en pánico.

 

Al rescate: la alimentación adecuada (y algunos ajustes más)

La buena noticia es que, aunque los riñones se pongan en huelga, hay mucho que podemos hacer. Aquí te dejo algunos consejos prácticos y basados en evidencia científica, porque en este blog nos tomamos la ciencia muy en serio… aunque con un toque divertido

Protínas sí, pero controladas

Las proteínas son fantásticas para los músculos, pero si los riñones están dañados, no podemos irnos a lo loco con los filetes. La evidencia respalda que limitar las proteínas a unos 0.8 g por kg de peso corporal ayuda a proteger los riñones. El estudio de la National Kidney Foundation recomienda este enfoque para evitar sobrecargar nuestros filtros naturales​ Así que, elige proteínas de alta calidad, como pescado o huevos, y equilibra las porciones.

 ¡Adiós, sal!

La sal es como ese amigo que te cae bien pero que siempre acaba metiéndote en problemas. Si comes demasiada, tus riñones lo sienten. Un meta-análisis en The Lancet demostró que reducir el sodio a menos de 1500 mg al día mejora el control de la presión arterial y reduce el riesgo cardiovascular​. Así que, menos snacks salados y más hierbas y especias para darle vida a tus platos.

 Cuidado con el potasio

Las frutas y verduras son geniales, pero cuando tienes insuficiencia renal, no todas son tus amigas. Alimentos como plátanos, aguacates o patatas, ricos en potasio, pueden causar problemas si los riñones no pueden filtrarlo bien. Un estudio en Nephrology Dialysis Transplantation advierte que niveles elevados de potasio pueden ser peligrosos para la salud renal​. ¡Así que controla ese guacamole!

El fósforo: el villano silencioso

Aquí viene una sorpresa: el fósforo. Cuando los riñones no funcionan bien, el fósforo puede acumularse y hacer que el calcio se deposite en lugares donde no debería, como arterias y órganos. Esto puede derivar en calcificaciones y problemas cardiovasculares. El Clinical Journal of the American Society of Nephrology respalda la importancia de controlar el fósforo para evitar estas complicaciones​. Así que, ojo con los refrescos y quesos procesados.

Carbohidratos con cabeza

Si además tienes diabetes (como muchos pacientes renales), elige carbohidratos de bajo índice glucémico, como avena o legumbres. Estos mantienen el azúcar en sangre bajo control. La American Diabetes Association señala que un buen control glucémico previene el deterioro renal​. Es cuestión de hacer elecciones inteligentes.

 ¡Hidratación sí, pero con moderación!

El agua es vida, pero si los riñones están fallando, no te emociones. Si tienes insuficiencia renal avanzada, hay que controlar la cantidad de líquidos que tomas para evitar retención. Pero si estás en una fase moderada, beber agua suficiente puede ayudar a que los riñones hagan mejor su trabajo filtrando toxinas.

Y recuerda… todo está conectado

El daño renal nunca llega solo, como ya te conté. La clave está en adoptar una alimentación saludable que cuide no solo de tus riñones, sino de todo tu cuerpo. Lo que afecta a un órgano, tarde o temprano afecta al resto, así que si te preocupa tu salud renal (o la de alguien cercano), empieza por el plato. Con los cambios adecuados, puedes mejorar no solo la función renal, sino también tu bienestar general.

 

Así que, si tus riñones te están pidiendo un respiro, ¡escúchalos! Cuidarlos con una buena alimentación, ejercicio y control médico es la mejor decisión que puedes tomar.  Consulta siempre  con un/a nutricionista colegiado/a que te asesore.

¡Hasta la próxima, y cuida esos riñones, son tus mejores amigos!

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